
¿Qué tienen en común un abogado, un periodista, una maestra del Plan Ceibal, un estudiante universitario y un investigador?
No alargo la enumeración de profesiones para dejarles alguna tarea. Y porque con estos ejemplos ya me alcanza para mostrar cómo ciertos hábitos no pertenecen solo a los inmigrantes digitales.
En la búsqueda de características comunes podemos señalar las más evidentes:
- Todos trabajan y procesan cantidades importantes de información. (Por favor, ahórrenme el trabajo de definir información, que este no es un blog académico).
- Con mucha suerte, la mitad de los nombrados realizó algún curso de ofimática básica; el resto se valió de tutoriales o del imprescindible método de ensayo/error.
- El formato de sus materiales, muy posiblemente sea de texto en su gran mayoría y todavía más: es muy probable que casi todos usen la comunicación escrita para dar a conocer su actividad, aunque no hayan sido formados en esa competencia específica.
- A menos que trabajen en una gran empresa, todos se valen de suites ofimáticas (con software propietario o libre) como herramientas de trabajo, entre otras razones por el alto costo de un programa de gestión.
- Todos cuentan con un tiempo acotado para cumplir con el proceso de recolección (o producción propia), archivo y reutilización de la información manejada.
Ya encontramos varios rasgos en común, ¿verdad?